Como todo el mundo sabe durante los últimos dos años la alcaldía de Cuevas del Campo la ostentaba un concejal del PP. Cuando pasaron las elecciones la prensa resaltaba que nuestro pueblo era de los pocos feudos que el PP poseía en la provincia. Hace unos días se proclamaba como nuevo alcalde de Cuevas del Campo José Manuel Fernández Rodríguez. Todos sabemos que, desde el principio ese era el pacto, un pacto tan lícito como el que ha se ha hecho en el País Vasco entre PSOE y PP y que ha dado lugar a que Patxi López sea el nuevo Lehendakari. Y en este caso, la situación ha hecho que los medios de comunicación resaltaran también la idea de que el único ayuntamiento de la provincia de Granada en el que gobierna el Partido Andalucista es Cuevas del Campo. Si a esto añadimos que hasta hace unos días el gobierno era del PP, nos daremos cuenta de que lo que se tiene en cuenta mayormente a la hora de valorar un político es su pertenencia a un determinado partido.
Según creo, y es una opinión personal, el escenario político bipartidista que estamos permitiendo fomenta la idea de que un político es bueno o malo si pertenece a un grupo u otro. Es algo parecido a lo que ocurre con las bandas de sicarios, con los fanáticos activistas del futbol, con los grandes movimientos ideológicos (nazismo, stalinismo, etc.) y con todos los grupos racistas y sectarios. Podríamos poner muchos ejemplos. Pero lo único que quiero resaltar es que unos grupos se definen por lo que todos ellos comparten contra el enemigo. Y esto lo que provoca es el tipo de debates vacíos que vemos en la tele y que lo único que ponen sobre la mesa es la desvergüenza y la mala educación de nuestros políticos. Pero no seamos ingenuos. Nuestros políticos actúan así porque a la gente eso es lo que les gusta. Lo vemos en los plenos del Ayuntamiento. El buen político es el que humilla a su oponente; el que no le importa resolver los problemas sino sólo incitar a la problemática hueca. Pero este no es el tema de este escrito.
Y digo que no es éste el problema porque lo que pretendo es hacer un análisis de las dotes políticas de José Manuel Fernández –no de Olga Manzano ni de Ramón Mancebo, que supongo que las tendrán—. En esta tarea la cosa me será fácil porque es una persona que conozco bien.
Mucho se ha dicho de él. Que si tibio, que si ni fu ni fa, que no hace nada, que desaparece, que viste mal por ir en chándal a un pleno, que si ha engañado a sus votantes, que si es una fruta podrida, etc. Y es que nunca llueve a gusto de todos, más aún si a los inconformistas les ha estado lloviendo durante más o menos 20 años y ahora ha llegado la sequía.
Desde el punto de vista de su familia, a la cual pertenezco siendo su hermano menor, he de decir que se trata de la persona más honrada, humilde y generosa que he conocido. No es la primera vez que digo esto. Y mucha gente se preguntará, ¿y para qué sirve eso en política? Pues en la política del “mamoneo bipartidista” para nada. Eso te hace “débil”. Y digo débil entre comillas porque en la política que se debería practicar es una virtud y una señal de fortaleza. Uno es honrado y humilde cuando es justo con los demás y consigo mismo, cuando uno sabe lo que puede y lo que no puede, cuando uno es generoso, cuando uno sabe que puede no tener razón y ha de escuchar la opinión del adversario para así poder hacer frente a sus argumentos…José Manuel ya dio muestras de esto cuando el PSOE le ofreció la alcaldía y cedió a otro pacto en el que compartiría el gobierno. Sí, esto no fue cobardía sino sabiduría. Porque con humildad supo que no estaba preparado y eso le hizo luchar estos dos años y jurar ante la Constitución con honor a la verdad y no mintiendo como hacen muchos políticos que conocemos. Pero lo de honrado, humilde y generoso lo digo por el día a día con él: una persona que siempre ha estado al lado de su familia y que ha sabido estar a la altura de sí mismo en sus problemas. Como hermano siempre me lo quiso dar todo. Siempre está ahí para cualquier favor. Él siempre quería ser después que los demás y por eso siempre ha sido el primero. Su vida siempre ha estado en todo volcada en los demás: enseñar a los niños, cuidar a su familia y, ahora, ayudar a su pueblo. Tan esto es así que llega a lo anecdótico. José Manuel es una persona que no le van las apariencias, que no le gusta aparentar. ¿Qué es aparentar? Pues intentar parecer otro que no se es. Y en esto él es sencillo. Qué gracia le hizo a alguien verlo vestido en chándal. ¡Quizá debería llevar un traje de esos que usa el señor presidente de la Generalitat Valenciana! Quien hizo este comentario seguro que es uno o una de esas que le gusta aparentar, que en el fondo es engañar. Y ese no es el estilo de Jose.
Pero ahí está la opinión de la oposición, de los del PSOE. No digo socialistas para no confundir a nadie que pueda pensar que éstos son los que tienen la patente del ideario socialista. Ellos esperan que mejoren las relaciones en el Ayuntamiento. Y eso lo demuestra la cordialidad con la que se celebró el pleno de investidura –lo que es de agradecer—. Pero siguen pensando que Jose es incompetente. Los argumentos ya se han dicho: no hace nada, se esconde, es un cobarde y poco ambicioso, etc. Pero ahí está la realidad: no se esconde porque está trabajando en silencio con el colegio, los jóvenes del pueblo, la cultura y el deporte en general –lo que viene demandado por su humildad—; tampoco es un cobarde, pues ahí está al frente del gobierno y dispuesto a luchar con todas sus fuerzas por Cuevas del Campo; tampoco es un conformista sino un luchador nato que sabe enfrentarse a los problemas como nadie, tocando su fondo y rebatiéndolos desde la raíz.
Sus compañeros de coalición, los del PP, saben que a José Manuel le importan poco las siglas. Que lo que los embarca en la misma dirección es que Jose quiere luchar por su pueblo desde la ley y por la ley. Que es una persona con la que se puede dialogar. No me refiero aquí a ser capaz de una simple charla. Me refiero a que está abierto a los argumentos de los demás porque ha sabido escucharlos y siempre presupone que pueden tener a priori parte de verdad.
Por otro lado están sus compañeros de partido. Y de estos no me llegan más que buenas palabras. Que se trata de una persona amable, trabajadora –que no se llena los bolsillos con el dinero que ganan en las fiestas sino que lo destina a una sede que otros, en anteriores gobiernos, tenían en el propio ayuntamiento—, responsable, educada…
Luego hay otros “compañeros”. Aquellos que pensaban que “junior” era Bambi, pero que –como en el caso de Zapatero, salvando las distancias— ha resultado ser un León. Y digo león porque no es una fruta, y mucho menos podrida. Lo podrido si es algo que cambia de estado: de oler bien a oler mal (a echar peste, para ser claro). Y echar peste es tener caquita en el culete, por ser hoy A y ayer B, e incluso ser esta mañana B y esta tarde C, lo que desconcierta y crea desconfianza cuando no crisis de identidad, por mucho que se presuma de ella.
También está la gente del pueblo –quitando a parte de ella que se recluye en fiestas y eventos locales para no participar de la vida cotidiana de un pueblo gobernado por otras ideas que las de su amado partido y que parece que les va la vida en estar en disposición de chantajear a su compañero en el poder—. La mayoría de la gente que ha tratado con Jose Manuel sabe que todo lo dicho anteriormente es verdad. Atiende a las personas con interés, escuchando sus problemas. Se desvive ante la idea de no saber responder a las exigencias de todos y cada uno de los cueveños y cueveñas. Y si no que se lo pregunten a aquellos a los que les quita tiempo de dedicación en su vida personal, todo esto sin necesidad de dinero –ya que tiene su puesto de trabajo, que con tanto esfuerzo consiguió y que le permite llevar una vida apacible y ajena a los problemas políticos—.
En fin, después de todo lo que importa no es tanto el partido como la persona que gobierna. Y el partido importa porque te impone cosas y te permite avanzar desde la política local a la política comarcar, provincial, estatal, etc. Pero eso ni le importa al pueblo ni le importa a José Manuel. Si esta persona sabe transmitir todos estos valores que posee a su forma de gobernar Cuevas del Campo, que no le quepa a nadie la menor duda de que le dejará a sus hijos un pueblo mejor de lo que él se lo encontró.
Ya es hora de que a los honrados, humildes y generosos se los llame buenos, en vez de malos; y a los ávidos de poder, los prepotentes y los avariciosos se los llame malos, en vez de buenos. Y es que esta transvaloración, presente en la manera que tenemos de ver los políticos, sólo refleja debilidad y bajeza de espíritu. Por supuesto que esto es cómo yo veo el panorama. O como dicen por ahí, es la manera que tengo de ver las cosas. Muchas personas suscribirán estas opiniones. Pero lo que importa de verdad es que él lo va a demostrar. Ya el tiempo pondrá a cada cual donde se merece. Lo que nunca va a cambiar es el hecho de que la educación hará a las personas más atentas pero nunca las mejorará. La honradez es cosa de la naturaleza que nunca nadie podrá cambiar. Felicidades hermano.
Sr. ALCALDE de Cuevas del Campo
ResponderEliminarAcaba de empezar una nueva etapa personal y politica para ti, se que es muy dificil contentar a un pueblo y hacerlo con acierto, pero tambien se, que hay mucha gente que confia en ti, en tu buen hacer, y talante personal.
A todos los cueveños, les demostraras que con todas las dificultades que se presenten, eres persona digna del cargo que desempeñas, impartiendo una buena politica para todos, sea cual sea su idologia, por ello el pueblo te respetará y te querra como alcalde.
Espero que todos los ciudadan@s de Cuevas del Campo se sientan orgullosos de su Alcalde por ser una persona honesta y honrada.
Isabel
Hola Isabel:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus ánimos. Comentarios como el tuyo son los que me animan a seguir adelante pese a las multiples dificultades que te encuentras cuando entras en política.
Decirte que no te quepa duda de que lucharé porque en Cuevas del Campo haya una política más justa para todos.
UNA VEZ MÁS, GRACIAS DE TU ALCALDE.
Buscando el horario de las pruebas de vela de este fin de semana, me encuentro con este blog que desconocía.
ResponderEliminarQuería desearle buena suerte a Jose Manuel en esta nueva etapa como alcalde de Cuevas del Campo,y ánimos para que tenga una gestión exitosa que consiga mejoras para este, su pueblo.
Ha empezado bien, con un pacto respetado por dos partidos, que esperemos sirva de ejemplo a los pueblos de alrededor, donde tan faltos andamos de ese consenso y respeto.
Saludos
Gracias Josefina. Un pacto de gobierno es más dificil de llevar que una mayoría absoluta. Pese a eso, nuestro equipo trata de día a día fortalecerse de esta circunstancia y tratar de hacer las cosas más justas para todos y para el pueblo. UN FUERTE ABRAZO DESDE CUEVAS DEL CAMPO
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